Ciudades laberinto

Proyecto publicado en  "Culturas" de La Vanguardia el 23 de mayo de 2007. Texto y fotografías.

En “Las ciudades invisibles” el escritor italiano Italo Calvino dibujaba con la palabra ciudades imaginarias. En estas ciudades las calles estaban pavimentadas de estaño, las cúpulas de sus edificios eran de plata y los teatros de cristal, mostrando sus entrañas a todo aquel que quisiera mirar. En cada capítulo el lector visitaba una ciudad fantástica.
Nuestras ciudades no son tan increíbles, aunque de haber formado parte del libro de Calvino podrían haberse llamado “ciudades-laberinto”. Laberintos para nuestros ojos, para nuestra mirada.

Caminando por la calle nuestra visión no deja de tropezar constantemente con imágenes publicitarias de todo tipo. Vallas con carteles que anuncian películas, gigantografías de modelos cubriendo las fachadas de los edificios en obras, propagandas en las paradas de metro y autobús, en las cabinas telefónicas, por todas partes.
Todas esas imágenes anuncian algo, reclaman nuestra atención con sus mensajes comerciales.
El horizonte deja de existir y no podemos ver más allá de estas publicidades, que actúan como muros, creando un laberinto del cual el transeúnte debe escapar para poder seguir con su camino.

Este proyecto es una reflexión sobre la publicidad y sus soportes desde su eliminación. De cómo estos mensajes publicitarios acaban desinformando, contaminando nuestra visión, volviéndonos miopes, parcelando y cercenando nuestro camino.

Con este proyecto se devuelve el horizonte a las ciudades. Se abre una ventana al horizonte y se deja que la visión siga su camino sin obstáculos, publicitando la propia realidad.